El lifting facial o ritidectomía es la solución para rejuvenecer el rostro con resultados excelentes y duraderos, retrasa la edad aparente definitivamente con respecto a la edad cronológica, aunque los años siguientes a la ritidectomía el paso del tiempo no se detendrá y la piel seguirá su proceso natural de envejecimiento. Es una cirugía que interesa tanto a mujeres como a hombres, que buscan rejuvenecer su aspecto con armonía, expresividad y naturalidad.
Durante años he trabajado el rejuvenecimiento facial con diferentes técnicas y distintos estados de juventud del paciente. He comprobado cómo han ido evolucionando los procedimientos hasta hoy. Ahora las cicatrices son mínimas, imperceptibles a la vista, el resultado final es natural y el postoperatorio es sencillo.
El rango de edad de las personas que desean someterse a una intervención de rejuvenecimiento facial se ha ampliado, la demanda comienza sobre los 40 años y se alarga hasta los 80. Independientemente de la edad, hay dos condiciones necesarias antes de someterse a un lifting: gozar de buena salud y que la piel tenga cierta elasticidad.
Lifting con expresión natural
Los primeros signos de envejecimiento aparecen en el cuello y alrededor de los ojos. La piel comienza a perder elasticidad, algunas arrugas son visibles, se acumula grasa bajo el mentón y hay exceso de piel. La cirugía plástica de rejuvenecimiento facial es uno de los procedimientos más seguros para conseguir rejuvenecer la apariencia del paciente a largo plazo, sin tener que someterse varias veces al año a tratamientos temporales.
Rejuvenecer el rostro manteniendo la expresión natural es el resultado que se consigue cuando la cirugía está realizada por un profesional en cirugía plástica, que comprenda las expectativas del paciente y aporte confianza, sea realista y honesto con los resultados esperados en función del estado de la piel y de las condiciones particulares de cada paciente.
En mi clínica de Cirugía Plástica de Bilbao enfoco el rejuvenecimiento facial desde una perspectiva global para recuperar la tersura de la piel, combinando diferentes técnicas para recolocar los volúmenes que mejoran los ángulos faciales manteniendo la expresión natural e individual de cada paciente.
Para lograr un lifting facial con excelente resultado hay que buscar combinar belleza, armonía y naturalidad. Hay que estirar la piel con un cuidado meticuloso, recuperar los volúmenes perdidos por el paso de los años, recolocar la musculatura y rellenar las zonas deprimidas, preferentemente con grasa del propio paciente, eliminar el tejido sobrante, escondiendo las cicatrices en zonas no visibles y/o en pliegues naturales.
Lifting con blefaroplastia
En ocasiones es recomendable además trabajar específicamente la zona de los ojos combinando el procedimiento con una blefaroplastia, ya que en los ojos reside gran parte de la juventud del rostro.
La intervención para un lifting facial suele durar de dos a cuatro horas, según la amplitud, si se hacen o no tratamientos complementarios como blefaroplastia, liposucción, etc.
Es habitual que tras la operación se sienta la piel tirante debido a la hinchazón o con poca sensibilidad, sensaciones que desaparecen a las pocas semanas.
La cara es la zona más vascularizada del cuerpo, por eso la posibilidad de hematomas es elevada. Es necesario que el paciente no sea fumador o que deje el hábito de fumar, como mínimo, un mes antes y uno después de la intervención para asegurarse una mejor cicatrización.
Postoperatorio de un Lifting
El postoperatorio de un lifting conlleva molestias pasajeras que desaparecen con analgésicos comunes. Pasados cinco días se comienza a quitar algunos puntos de sutura progresivamente hasta su eliminación total pasados ocho o diez días, cuando se puede realizar una vida prácticamente normal e incorporarse al trabajo, aunque algunos pacientes necesiten unos días más. Se considera el proceso finalizado a los dos meses de la intervención, cuando la piel y el rostro han recuperado la firmeza y vitalidad deseadas.